Puta mierda. Hace mucho no escribo. Es la misma razón de siempre: tengo miedo. No sé específicamente de qué. No sé qué escribir ni cómo. Me mantengo ocupada jugando Team Fortress 2 y me pregunto si debería escribir algo o no. Es que no sé. Siempre me siento tan rara viniendo aquí. Es como mirar fotos viejas pero el efecto es mucho más fuerte porque las fotos no hablan. Los pensamientos aquí expuestos, sin embargo, son evidencia de muchas cosas que no sé explicar a mi misma. De un modo u otro, venir aquí me muestra lo mucho que he cambiado en el paso de los años. Me pregunto si voy a escribir una vez al año y cuando tenga cuarenta voy a llegar a casa de una cita con el dentista y recordar de nuevo ese blog que tenía desde que era pre-adolescente y me diga a mi misma: "coño, vale la pena ver qué tenía en la cabeza a los trece años, ¿no?". Abriré la página y voy a encontrar lo mismo, porque lo que escribí a los trece y catorce años no cambia, son como fósiles en un museo que con el paso del tiempo visito menos a menudo.
En muy poco tiempo me voy a convertir en la esposa de alguien. Vaya chiste. Voy a ir a la universidad, me voy a ver enfrascada en el tierno comienzo de la vida adulta. Estoy viviendo la encarnación de mi peor pesadilla de hace unos pocos años. El reloj del tiempo que tenía para dormir y quejarme sin preocuparme por nada más está a tres minutos de las doce, y aunque me siento serena la mayor parte del tiempo, ahora que me encuentro escribiendo sobre el tema me siento completamente aterrada.
¿Cuando me volví tan vieja?
Voy a estar casada.
Camino por la calle con un anillo en mi dedo que tiene un diamante de cientos de dólares (no estoy jugando, me duele imaginar la cantidad de pizza y pudín de chocolate que pudiera haber comprado con ese dinero) y mientras camino con mis pantalones de yoga grises y my crop top de American Appareal miro el anillo brillante y sonrío como estúpida y vivo el sueño de todas las niñas de películas y por ello me aterro. ¿Quién mierda soy?
Crop top: 70 dólares.
Zapatos: 30 dólares.
Anillo: 450 dólares.
Crisis de identidad: no tiene precio.
¿Qué mierda?
6:30 am: Me levando y como cosas verdes, no fumo cigarrillos porque atentan a la salud, uso una crema blanqueadora en la cara al ducharme para acabar con las manchas negras de la cara, uso un lápiz de ojos de 30 dólares y polvo bronceador de 35, me hago en ojo de gato todos los días y me corto el cabello como Kylie Jenner.
1:20 pm: llego a casa y como hongos y un montón de verduras. Voy a mi cuarto, el anillo va en la mesa de noche cuando no está en mi dedo, juego videojuegos y cuando voy a la tienda 10 hombres desde un solo edificio gritan y silban mientras camino y el culo se me ve tan grande que todo el mundo sabe que amo el sexo anal.
6:00 pm: como un plato de cereal, granola con almendras, no cereal con 30 gramos de azúcar por cucharada o que tiene tanto chocolate que cuando acabo la leche parece diarrea. No. Yo como el cereal que las madres modernas se tragan para convencerse de que están perdiendo peso.
7:30 pm: medito, porque son muy espiritual, tan espiritual que no puedo dejar de ver mi teléfono mientras medito por diez minutos.
Lunes: Clases universitarias de 2 a 5 de la tarde. Almuerzo verdura y como aguacate aunque me hace querer vomitar.
Mi obsesión con precios y números, horas, gramos, detalles tan insignificantes y tan adultos delatan que estoy jodida.
Tengo un termo de agua transparente con una canasta morada en el centro para poner fruta, para infusiones que sólo se ven bien en fotos porque poner fruta en agua sin licuarla no hace nada, lo diego por experiencia. Pero se ven bien, y hace que todos crean que de verdad me interesa lo que hago con mi misma,
Un sentimiento de un vacío gigante en mi pecho me golpea de forma violenta en la mañana porque extraño a mis viejos amigos a los que toleré desde los siete años que se van a graduar juntos y yo voy a un colegio privado religioso en el que todo el mundo es igual y todos piensan con soy heterosexual.
Soy pansexual. Tengo género fluido, a veces me gusta ser una niña, otras veces de corazón me siento como un hombre y quiero verme como uno.
Mi cuñada cree que no me interesa la justicia social y que lo único que me importa es maquillaje, Cosmopolitan, Vogue y Us weekly.
Soy un personaje polifacético pero no tengo tiempo de mostrar todo cada vez que abro la boca.
Quiero escribir más aquí. Venir a escribir aquí me llena de miedos que no tengo o me hace capaz de ver miedos que no comprendo.