En la tradición de mi inconsistencia y falta de seriedad, volví de mi hiatus para seguramente escribir una post y no volver a tocar este puto blog por otro año o qué se yo. Estoy escuchando a Interpol, y siento la necesidad de comunicar que soy oh tan cool como para oír Interpol porque la tipa de Twin Peaks los mencionó.
La marihuana me dijo que escribiera algo aquí pero ya ni me acuerdo de qué quería hablar.
Hablemos de mi crónica angustia acerca del futuro y de mi codependencia al pasado.
Siempre he dependido de otras personas. Siempre he sentido la necesidad de verter amor sobre alguna persona porque creo que nunca me he sentido completa. Qué dilema más cliché. Pero igual me molesta mucho. Siempre he sentido que hay muchas cosas inherentemente incorrectas sobre mí. No puedo ver más allá de mí misma y por eso me siento tan incierta sobre el futuro, lo cual se traduce en un apego a memorias pasadas que se sienten como la única oportunidad en un presente que hasta donde sé no tiene un futuro claro.
La mente se me está llenando de ideas paranoicas y mini fantasías violentas, no las que tenía en mi fase edgy a los 13 años, el ver gore y hablar de como quería torturar a personas que no me agradaban solo por el factor de shock, sino ideas intrusas que convencen a la parte lógica de mi cerebro de circunstancias imaginarias o sacadas de proporción que ameritan que mate a alguien, desde mi papá y mi perro hasta extraños en la calle y yo misma. La parte lógica de mi cerebro continúa funcionando lo suficiente como para mantenerme al margen de hacer algo estúpido y completamente innecesario, pero me preocupo, ¿qué pasa si ese humor me coge un día en que no esté lo suficientemente consciente como para racionalizar la paranoia a la nada?
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