No puedo escribir. Simplemente no sé. Quiero escribir pero me siento tan acabada.
Ya, está bien, no voy a matarme. No estoy siendo tragada en una espiral de locura, ansiedad o depresión, no más de lo normal, al menos. Pero juro por Dios que no tengo ni puta idea de qué se supone que escriba. Por favor, de verdad que esto es la base de mi vida: siempre estoy perdida y nunca tengo ni idea que hacer. Mi vida es un continuo examen de matemáticas para el que no he estudiado.
Quiero dejar algo claro: tengo uno que otro plan a largo plazo. Puede sonar loco si lo digo, razón por la que no lo voy a mencionar. A veces, mi plan parece algo imposible de concretar, pero es bien sabido por una que otra persona que ha vivido más de cuarenta años y ha pasado por algo similar que, de hecho, sí podría funcionar.
Estoy perdida, pero estoy más que decidida a luchar por buscar una dirección. Necesito una dirección. Ya no tengo trece años. Estoy peligrosamente cerca de tener que empezar a tomar decisiones importantes y si se llega a ese punto sin alguna idea de qué se quiere hacer todo se va a la mierda y los esfuerzos de una corta vida terminan hechos añicos.
Quiero escribir pero tengo miedo de ser inútil incluso en esto o que escribir sea algo sin sentido.