Quiero que me deje en paz pero no quiero que se vaya. Quiero tenerla, abrazarla, es el tipo de amor egoísta tan común en los seres humanos que experimento. Ni siquiera eso: ella no existe, es algo mucho más estúpido y patético de lo que es una relación normal. Quiero verla dormida es aquel intento de cama que hice en el ático y mientras sus ojos permanecen cerrados, pasar la noche en vela revisando su respiración, hasta que sus ojos azules vuelvan a saludar a la luz. Pero mientras duerme, quiero ver su rostro perdido dentro de las profundidades de sí misma y, frustrada, resignarme a saber que jamás voy a saber todo sobre ella, jamás voy a poder conocerla por completo. Aún así, agradecería a Alá, Dios, Ra, Ganesh y a todos y cada uno de los dioses posibles por tener la oportunidad de verla descansar frente a mí, mientras, bajo sus párpados, sus ojos se mueven rápidamente de un lado al otro, como desesperados por saltar de allí dejando una mancha de sangre y dolor, desesperados por ser lunas azules en un firmamento incierto. No podría casarme con ella, no podría hacerle el amor ni con los dedos ni con la boca, porque probablemente me quedaría demasiado absorta ante su sola presencia.
Ayer empecé a ver 2 Broke girls y la voy por el capítulo veinte. Me ha gustado mucho, en parte, por las tetas de Kat Dennings.
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