Tuesday, January 15, 2013

Estuve escogiendo ropa del catálogo de Forever 21 (ropa que ahora mismo no puedo comprar), pero al menos quiero el suéter psicodélico de Alicia en el país de las maravillas. Ahora mismo quiero leer ese libro, pero le presté mi ejemplar con dibujos y todo eso a L.C. y no me lo ha devuelto. Quiero mi puto libro, necesito mantenerme muy fuera de la realidad ahora mismo. Quiero encerrarme en mi casa, en mi alcoba, en donde sea y no salir nunca. Quiero el aislamiento físico total. No soporto salir, no tolero estar fuera y sentir casi tanto miedo como en casa, pero con la jodida molestia de tener a un montón de gente. Es una puta mierda, porque no me gusta la gente. Anoche me dormí a las seis, justo a llegar de algo así como una caminata larguísima en un bosque a las afueras de la ciudad. Me caí y me golpeé la pierna, una hora antes de volver tenía mucho sueño. Decidí que cuando me vaya a los 18 quiero tener dos gatos, uno que se llame Sushi y otro que se llame Narcolepsy (Narcolepsia). Los gatos, casi siempre, son como mascotas sociópatas y adorables. Si compro el pato que quiero, se va a llamar Pez  Narcolepsia. 
No tengo ni puta idea de cómo me voy a ir de casa, pero me largo. No me importa si tengo que vivir en una caja, este no es precisamente un buen ambiente para vivir. Me desperté a las tres de la mañana luego de dormirme a las 6 de la tarde ayer. La respiración de L.C. sonaba como la puerta de entrada siendo azotada una y otra vez y me daba miedo. En mi sueño estaba en mi alcoba, una versión más pequeña de ella, con piso de madera gastada y sin nada, sólo con una mesa de noche que apareció de la nada y una cama pequeña y gastada para una sola persona. En mi sueño estaba en mi cama y era un niño de unos 7 años, tenía mi león de peluche que regalé porque me daba miedo. Escuché el sonido de la puerta siendo golpeada muchas veces con fuerza y, por alguna razón decía que estaba bien, que era mi papá peleando contra los Illuminatis (¿?). Traté de encender la luz pero no funcionaba y luego encendí la lámpara que había en la mesa de noche. Esa sí funcionó. Me desperté y caminé por la casa totalmente oscura sintiendo que seguía siendo un sueño, que había demasiada luz azulada. Fue muy raro. 

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