Thursday, November 8, 2012

Desvarío.

Me atrevo a decir que estoy segura de que no voy a volver a ver o a hablar con J en el resto de mi vida, desde mañana, que es mi última oportunidad para dirigirle la palabra. Si el se cambia de escuela, o si lo echan de este antro religioso, no creo que vaya a volver a hablarle nunca más.
No lo llamaría, ni lo buscaría. Me quedaría miserablemente recordando que fue amigo mío, o que por lo menos yo lo consideré mi amigo.
Entre más envejeces, más mierda se vuelve la vida.
Entiendo que me odie, entiendo por qué. Acepto toda la responsabilidad por mi propio vacío. Mierda, me odio a mí misma más de lo que jamás me he odiado. Puedo decir que, de algún modo, sí odio mi vida, me molesta. Es sólo que me parece tan insulsa y aburrida. Siempre he soñado con vivir en un sitio interesante, como en la Habana (con todo el comunismo y pobreza), la India (con la desigualdad y pobreza) o un sitio así. Siempre busco en mi mente algo que me evoque libros, porque los libros son interesantes y si están escritos es porque cuentan algo digno de ser contado. Mi vida, en cambio, es mía porque no es digna de ser contada. La cuento sólo porque me siento al borde de la desesperación.
Hoy sólo tuve que ver unos cinco minutos de comerciales en el canal de Disney para darme cuenta por qué esta generación está tan en la mierda. Los comerciales iban más o menos así: un anuncio de ropa, un anuncio de un programa de televisión sobre bailarinas anoréxicas, otro anuncio que hablaba de una celebridad utilizando su nombre real y el nombre de su personaje en una serie y un anuncio de bebidas. ¿Eso es todo lo que nos importa? Al menos como yo lo veo, no hay absolutamente nada que no sea estúpido en esos comerciales. Les llenan la cabeza a niñas de diez años con ideas de que deben estar a la moda (ni entiendo esa mierda, ¿una palabra así a niñas que hasta hace poco eran vestidas por sus padres?), de que deben estar esqueléticamente delgadas, usar maquillaje desde antes de saber deletrear 'rímel' (ni molestarse en aprender a deletrearlo más adelante) y más mierda que va por ese camino. Hacen que niñas que aún ni tienen tetas usen sujetadores y blusas muy ajustadas a sus cuerpos sin curvas. Estamos sometidas a un continuo fusilamiento de estándares de belleza, de productos para el cabello y para el rostro, de minifaldas y blusas abiertas que pretenden mostrar pechos que aún no tenemos. Leí hace poco tiempo que las adolescentes de hace unos veinte o treinta años conservaban menos tiempo su virginidad que las de ahora. Al leerlo, me pareció estúpido, tomando en cuenta que ahora las adolescentes nos matamos por el título de putas. Es precisamente eso lo que pasa, tanto fusilamiento de estándares de belleza con celebridades y anuncios televisivos que dictan eliminar todos los cabellos del cuerpo, mantener un cuerpo demasiado delgado para considerarse sano y todo ese tipo de mierda. Por esas cosas es porque ahora sólo mostramos e insinuamos mucho más que antes, porque ahora pelean por el título de putas. Antes, la mayoría eran adolescentes calmadas, sin estándares de belleza tan inalcanzables y hombres tan idiotizados con pornografía gratis en internet y actrices de mala calidad que llegan a películas importantes por estar buenas. Por esa razón, ahora nos limitamos a insinuar pero nos negamos algo bueno de la vida (el sexo) por el miedo obvio a no estar a la altura de la pornografía. Es un miedo comprensible, pero que podría decirse que es irracional, si no fuera porque tenemos razón en sentirnos intimidadas. Si es que al menos esos rechazos existieran sólo en nuestras mentes, pero no. Los hombres realmente están jodidos con esa mierda de la pornografía y las modelos inalcanzables que están buenas. Ellos juzgan como si tuvieran una autoridad de treinta centímetros.
Es complicado ser una niña. Juro que cuando sea mayor, porque ahí los adultos no van a poder tomarme como que debo respetarlos por ser menor, no voy a respetar a ningún adulto a menos que se gane mi respeto. Eso mismo va a suceder con los niños. No los quiero tratar como si me debieran algún respeto sólo por ser mayor que ellos, si son capaces de ganarse mi respeto no me importa si tienen ocho años de edad. He visto niños de ocho años de edad con mucha menos mierda en la cabeza y en la boca que adultos de sesenta años.

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