Eyes closed by glasses
by green leaves, with screws, by rose bushes
Locked in castles as guilty
locked in prisons like princes
I've become a prisoner of my own creation
a part or the the whole extension
in a field of poppies, a building of rehabilitation
a journal wrote by someone addict to defamation
Anoche escribí (en mi mente) este poema. Sé que la última línea habla de Lindsay Lohan, porque había oído (no se si es cierto) que hace tiempo iba a escribir un diario de su vida en prisión. La penúltima línea hace referencia, quizás, a Kurt Cobain. Amapolas: heroína. Un edificio de rehabilitación en medio de un campo de amapolas hace referencia a él tratando de limpiarse en medio de la tentación de volver a caer en la droga. Prisionera de mi propia creación... no estoy segura de lo que quise decir. Probablemente tenga múltiples significados. Uno hablaría de mí: creer que yo he inventado mi vida, que es una ilusión de mi mente, y que me he quedado encerrada en ella. Puede hablar de Kurt también, de su adicción a la heroína o de que quedó preso dentro de su propia fama. Una parte o toda su extensión, no sé qué significa. El resto me da flojera explicarlo. Lo entiendo, pero es un poco complicado de expresar en palabras.
He comenzado a ir a la iglesia. No quiero ser malinterpretada, no se debe a que repentinamente he tenido interés por mi alma, por la religión o por disculparme ante Dios por todas mis blasfemias. No, no es eso. Simplemente es que nunca tengo nada mejor para hacer los domingos en la mañana y eso me haría un poco más cercana a mi madre.
Quise darle marihuana, al principio se resistía, luego aceptó, y luego dijo que no de nuevo.
No importa, continúo.
En la iglesia la gente es agradable. En realidad, es casi divertido estar allí. Sí, me aburro con lo que dice en predicador y todo eso, pero al menos es un sitio cómodo. Me llamó la atención una niña que parecía de mi edad. Cabello café hasta los hombros, ojos cafés, delgada y de poca estatura. Cuando la vi, juro que creí haberme enamorado de ella. No prestaba mucha atención a lo que decía el tipo ese, se pasó la mayor parte del tiempo escribiendo o dibujando algo en una libreta. Prestó atención cuando su madre le dio algo del pan que repartían. Se veía tan distraída, su mirada, quiero decir. Su madre es una mujer que se ve más severa que su padre, algo gorda y vieja (sin ánimos de ofensa) y usaba una falda. No podía recordarme más a la madre de Cecilia. Sus padres, los de la niña de la iglesia, me recuerdan a los Lisbon y a mis abuelos.
Para abreviar, al final de la predicación, a eso de la una de la tarde, mi madre me la presentó. Dijo que yo solía jugar con ella cuando éramos niñas pequeñas, yo tendría unos tres años en ese momento. ¡Tiene 17 y está por entrar a la universidad! Apenas me lo creí, yo estaba segura de que tendría, como mucho, catorce años. Quiere estudiar psicología y artes plásticas (en cuanto a eso, por lo menos psicología, tenemos eso en común).Yo me impresioné, y ahora estoy loca por hablar con ella y ser su amiga. Quiero saber si tenemos cosas en común, y si es así juro por Dios que (ironía) me disculparé con Jesús por mis blasfemias y daré tantas gracias como pueda. Se llama Rachael. También conocí a alguien más allí. Tiene como veinte años, es un universitario y se llama A. Él me parece lindo, aunque ahora tengo toda mi atención centrada en Rachael. ¡Se siente tan bien saber que ya no va a gustarme A!
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