Wednesday, September 18, 2013

Cuando era pequeña imaginaba la realidad como yo andando por una calle gris junto a un edificio bajo con una ventana. Y yo tenía un libro que decía que toda la realidad estaba en mi mente. Pensaba que si lo intentaba y me concentraba con fuerza, iba a ser capaz de romper la realidad y caer al vacío de la nada, de la inexistencia.
Casi tenía miedo de intentar, porque tenía miedo de destruir la realidad a mi alrededor. Pero a veces me armaba de valor e intentaba. Pero nunca pasaba nada. O tal vez sí pasó pero no puedo recordarlo porque una vez que destruí la realidad a los 8 años me metieron en otra realidad y se aseguraron de que nunca tenga el poder de volver a destruir todo.
Quiero a todo el mundo, pero me siento atraída a odiar lo que me rodea y alegrarme de la miseria de otros. Es narcisista decir esto, pero soy muy empática y me importo tanto por los demás que me molesta. No puedo evitar sentirme mal por todos. Puedo imaginar constantes escenas de personas que odio en situaciones horribles y me satisface y deseo que suceda, pero cuando/si sucede me siento mal, porque en realidad me siento mal al ver a otros sufrir, para mi propia lástima.
Es como ese episodio de Daria, the misery chick, cuando Daria habla de como un imbécil debería morir y luego cuando se muere se siente mal, porque aunque es un imbécil no debería morir.
Me molesta como los escenarios mentales que nos planteamos son siempre más fáciles de manejar y parece que serán muy simples en el momento en que sean reales, pero cuando hay que vivirlo fuera de la mente se vuelve más complicado.
Desearía ser capaz de ver los colores que nadie mas puede ver. Me gusta cansarme los ojos enfocada en una hoja de papel  descolorida y luego de forma repentina mirar hacia algo diferente y es como una epifanía visual. Un orgasmo de belleza. Todo se ve distinto, es como ver el mundo por primera vez, otra vez. Todo se ve más lleno de color que antes y me siento imbécil o demasiado bendecida porque no puedo dejar de mirar a todo. Hablo en serio, no vi colores tan bonitos ni cuando me metí ácido.

Saturday, September 14, 2013

No sé si he hablado de M. Ella tiene mi edad y estaba en mi clase el semestre pasado pero luego se mudó. Cuando se iba, aproveché el mes anterior para hablar con ella tanto como pude. Para ser tan feliz y entusiasta, sí es muy inteligente. Salimos hace unos dos días, no me había divertido tanto en mucho tiempo.
Acabo de levantarme y ya tengo ganas de volver a dormir.
En fin, ella vino a visitarnos. Nos contó de lo mucho que odia a todo el mundo en su nueva escuela, que, curiosamente, es la misma a la que mi mejor amigo fue cuando vivía donde ella vive ahora. El día que fue a saludar me estaba sintiendo muy deprimida. Cuando la vi pasar por la puerta, sacudió violentamente mis sentimientos. Me debía alegrar de verla, pero al mezclar eso de forma tan repentina con mis sentimientos antes de eso resultó en ansiedad. Me sentía extremadamente ansiosa. Pero bueno, luego me calmé aunque me sentía como en un trance. Hablamos, salimos y nos divertimos.
Anoche, o, en realidad, hoy por la mañana, tuve un sueño interesante. Estaba en una pequeña calle oscura, era tan bonita que parecía un escenario para una obra de teatro o un musical. Pero había una amiga mía, supongo aunque no recuerdo, sentada dentro de una de las tiendas. Me dijo que había comprado la tienda. Había otra en la misma calle, se llamaba Sick Sad World. Obviamente me llamó la atención. Decidí comprarla. Era una tienda de LPs y almanaques que simulaban ser carteles porque venían en una caja con una foto en blanco y negro de Ozzy Osbourne. Miré los LPs y me di cuenta de que no había muchas cosas interesantes. Vi uno que decía "sparkle" y dije "Si el sparkle es por Sparklehorse, no va a ser del todo un desperdicio" pero era de otro grupo, no recuerdo cuál.
Mi tranquila tienda de discos de los cuales nadie ha oído hablar tenía clientes. Luego había una puerta mágica que se abría con una diminuta llave y me llevó a Oz y a una isla en el caribe que, se suponía, era la sede de las fábricas de Willy Wonka. Sí.
Había unas personas tratando de encontrar la llave para entrar, que (spoiler alert) terminaron siendo yo misma, o al menos me fusioné con ellos. Había un ratón encadenado a la pared sobre el piso de piedra (esa fue mi única vista de Oz).
En la fábrica, que era bastante menos majestuosa, los Oompa Loompas vivían en casas de ladrillos. Me colé en una especie de cocina en la que preparaban algo así como uvas desinfladas que luego yo, montada en un carrito pequeño, rellenaba con caramelo. Yo simplemente llenaba las uvas y me las comía. Willy Wonka y los Oompa Loompas me odiaban. Pasé por una especie de línea de producción, comí mucho caramelo y luego tragué lo que pude de una catarata de chocolate por la cual pasé, y terminé siendo una galleta con cara.
"Me convirtieron en una galleta" grité enojada.
Luego aparecí caminando al rededor de mi casa. Pasé por una malla metálica que da a unos edificios a unas calles de mi colegio y, por pura curiosidad, busqué el punto en el cual podría entrar a los edificios. Me devolví a mi casa pero un hombre empezó a seguirme. Iba a agarrarme la cabeza pero me moví. Lo siguiente que vi fue la escena reactuada en un anuncio de TV sobre la violencia o algo así. Me desperté y luché conmigo misma hasta que acepté levantarme de la cama.

Monday, September 2, 2013

Lo más divertido de leer "Un mundo feliz" en la escuela es que todo el mundo, absolutamente todos, hacen el mismo comentario de como estoy leyendo un libro que se llama Un mundo feliz mientras me veo extremadamente amargada. Primero, un mundo feliz no es exactamente un libro que haga sentir alegría a quien lo lea, es una sociedad rodeada por un falso halo de felicidad mecánica y de como un pequeño grupo de personas se liberan a sí mismos de ello y de como terminan muertos o miserables. Segundo, no estoy poniendo cara de amargura. Es simplemente mi cara. Así se ve. No sonrío mucho, no soy muy expresiva y parezco estúpida todo el tiempo. Simplemente porque soy así. Es interesante, si mencionan ahora lo mucho que notan que me veo infeliz, ¿por qué se molestan en intentar darle apoyo a los demás cuando los ven infelices y a mí no? Si se dan cuenta de eso lo suficiente como para mencionarlo entonces no simplemente me ven y suponen que así es como me veo, como yo creía: ellos se dan cuenta de que soy miserable. Pero yo soy demasiado fea, patética y ridícula como para que incluso yo me moleste en importarme por mí misma. Es simple, mi infelicidad, por alguna razón, es más bien un chiste porque no soy alguien a quien imaginen en realidad siendo infeliz por el hecho de ser miserable. Como si por alguna razón suponen que es algo con lo que nací, mi destino o algo por el estilo.
¿Se mató? Bah, igual era rara. Seguro que sólo quería que le prestaran atención o dárselas de mala cortándose las venas. Ve mucho Tumblr, no tiene personalidad y se corta las venas porque se le metió a la cabeza hacerlo. 
"Odio a todo mundo, odio a mí familia, odio mi vida, odio la escuela, odio a mis amigos y por encima de todo me odio a mí misma", ¿es eso suficientemente emo como para que si lo escribo en un lugar donde todos puedan leerlo sea suficiente para hablar de ello y reírse por al menos un par de días? ¿O necesito dramatizar aún más mi propia estupidez cortándome las venas mientras les leo mi nota de suicido usando un micrófono? Me parecería hilarante.
¿Voy bien en mates? Tengo las calificaciones vueltas mierda pero no me importa porque me siento bien de haber entendido todo en lo que fallé. Encuentro muy interesante cómo cambian mis sentimientos y pensamientos: primero me sentía bien, luego me golpeé contra una pared de incomodidad. Después de eso vino ese extremo sentimiento de pesimismo y desinterés por la vida y por último termino como mi mejor amiga que era neurótica a los nueve años, pareciendo loca frente a cada persona incluida yo misma. Puedo ponerme a llorar por virtualmente cualquier cosa. Imaginar la cegera hacer que empiece a llorar y me tire al piso mientras me golpeo la cabeza contra una pared sintiendo pura desesperación y pánico.
Puedo sentir una enorme cantidad de amor por todos los seres humanos y de un momento a otro vuelvo a sentir como desearía verlos a todos corriendo por las calles envueltos en llamas.
Tú eres una chica dinamita.
El fin de semana me encontré con un CD de el video juego de Ratatouille, la película de Disney. Lo recordaba largo y complejo pero lo terminé en pocas horas. Me encantó y vi la película otra vez. Cuatro veces. Y la estoy viendo ahora. Pero odio que gire en torno a la comida.
"Para tener una mente tan anoréxica, eres muy gorda". "No pareces gorda". No se trata de la comida, es la misma propaganda de Disney del inadaptado que finalmente termina mejor que los demás. Es fácil, cambian el escenario pero no la situación (Lisa).
Me duele mucho y todo se ve borroso. Imagino cómo mis ojos se derriten con ácido y luego mi cabeza estalla en una bella explosión de sangre y sesos.
La anarquía, en mano de idiotas, no es un grito de libertad sino un acto de autodestrucción. Se me ocurrió eso, porque todos son estúpidos. ¿Por qué somos tan estúpidos y por qué no puedo tener costillas más visibles? Son razones por las cuales todos deberíamos morirnos. Estaría de acuerdo con una eutanasia que no requiera agujas, inyecciones ni intravenosa.
Tengo un problema con los hombres. Funciona así: gracias a mi querido padre y su monumental fracaso como guía ("YOU HAD ONE JOB") siento una mezcla entre repulsión y asco hacia los hombres así como una necesidad de ellos y de ser algo que ellos quisieran. No es algo que ayude mucho a mi de por sí baja autoestima. Es un puto imbécil, y un inútil igual que yo. No quiero terminar como un puto cerdo sudoroso y estúpido que no es capaz de controlar sus propios colapsos nerviosos. Terminaría sólo como la niña loca que se paró en la mitad de la iglesia a gritar y llorar porque los nervios le fallaron. Por eso controlo esto tanto como puedo y ponerme a llorar en el piso, tanto una opción como un deseo, permanece lejos de mi realidad. Todos se reirían como yo mismo ya he hecho, me tomarían de loca y de imbécil y luego me mataría y a nadie, ni a mí, le importaría una mierda.
Vas caminando por la calle y un tipo sudoroso, asqueroso e increíblemente desesperado, tan desesperado como un niño de catorce años que se las da de malo y de mujeriego aunque es obvio para todos que tocarlo es repulsivo, se te queda mirando en la calle (¡a alguien como yo! ¿Acaso no me vieron la cara?) y te grita lo mucho que le encantaría violarte aunque sabe que con el sexo no tiene oportunidad y con la violación no tiene las agallas para hacer algo que le encantaría hacer por miedo a que todos se den cuenta de su propia desesperación. Se siente como que te golpean en la vagina y ese puño te sube hasta la garganta y te dan ganas de vomitar.
Mi papá es alcohólico, mi mamá está muerta por dentro, mi abuela es vanidosa, mi abuelo tuvo síndrome de estrés postraumático, mi tía es antisocial, mi otra tía codiciosa, mi otra abuela es fanática religiosa e ignorante, mi otro abuelo es un pervertido, mi tío es un irresponsable, mi otro tío es un avaro y mi prima siempre ha buscado atención y emoción para contrarrestar su propio vacío interior. Mientras tanto, yo soy callada y sueño con eutanasias gratis y pastillas.