Ya se "fueron". Las comillas son porque mi madre está con todos ellos hablando en la entrada. Desde aquí se oye el sonido de los grillos. Me gusta como suena, me trae buenos recuerdos. Odio cuando el sonido de los bichos haciendo sus ruidos se interrumpe por un estúpido motociclista que quiere llamar la atención y desea hacer todo el ruido posible con su motocicleta.
Hoy me ha entrado esta puta empatía por leer todo el articulo de la Wikipedia sobre el ataque nuclear a Hiroshima. Leí la historia de Sadako Sasaki y su conmovedor pero patético intento de hacer mil grullas de papel creyendo que así se le cumpliría un deseo y podría curarse de la leucemia.
Dios es cruel, ¿no?
Murió a las 644 grullas.
Estuve leyendo 'Heavier than Heaven'. Me gusta mucho leerlo, esa biografía es casi perfecta.
Mi madre se despide de ellos.
Digo casi porque, pese a ser muy completa, es poco objetiva. No la he leído toda, por lo que digo con antelación que mi crítica se basa en lo poco que he leído y en críticas de otros. Es poco objetivo porque, según leí en un comentario de alguien, cuenta el momento de la muerte de Kurt como si él hubiera estado allí, y de forma que no deja lugar a los indicios de asesinato (teoría que yo apoyo debido a la numerosa evidencia). Además muestra a Courtney Love como una especie de ángel, una luz que iluminó su vida.
Kurt la amaba, pero en cierto momento notó que "la luz de su vida" no era nada más que un profundo agujero al abismo del ataúd.
Kurt es curioso. Si lo veías a los 19 años, fumando maría y le dirigías algunas palabras, creerías que era un tipo normal, que fuma y bebe y entra en los cánones sociales de su escuela, antes de abandonarla. Sin embargo, si lo conocías veías lo profundo, frágil y débil que era por dentro. Como un túnel mal estructurado que en cualquier momento podría derrumbarse y matar a todos los mineros dentro de él. Me conmovió la historia del ave, cuando encontró a un ave con el ala rota mientras estaba con su amigo, seguro fumando o bebiendo. La llevó con una ornitóloga, una bibliotecaria local. "Le duele y no puede volar", le dijo a ella refiriéndose al ave. Esa frase me pareció adorable, me sonaba a que era un curioso y empático niño de cinco años quien llevaba el ave en sus manos y se preocupaba que estuviese bien.
Sí, era un extraño hombre destruido, frágil, empático y profundo como el océano.
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