Wednesday, July 18, 2012

El perfume con olor a sexo y cigarrillos.

Fue tan raro.
Como dije, iba a chupársela a D. Llegué a su casa a eso de las tres, jugamos con su Xbox un rato a Guitar Hero. Fu muy entretenido, yo jugaba con Slash y él con una japonesa de cabello verde que bailaba como conejo. Yo era muy mala jugando, me hacía gracia sentirme como una anciana aplastada por la tecnología.
Luego me acosté en su pierna, seguimos jugando y detuve el juego. "Sácate el pene", le dije. Se me acercó y me dijo al oído "me da vergüenza". "¿De qué? A mí no" y estuve a punto, dos veces, de mostrarle mi vagina. No exactamente mi vagina, tan sólo bajar un poco las capas de ropa sobre mí y que de esa forma viera mi entrepierna. Pero me detuvo, el sexo lo intimidaba y, a diferencia de mí, era incapaz de manejar el shock sexual. Le metí la mano en el pantalón y toqué sólo un poco de su pene y su vello púbico. Me gusta su vello púbico, me recuerda al libro 'Desde mi cielo', cuando la chica muerta en el cuerpo de una viva tiene sexo con el chico del que se enamoró y detalla como estira su vello púbico. Me agradó, por alguna razón, sentir sus cabellos en mis dedos.
Luego de un rato de meterle de vez en cuando la mano en el pantalón, acostarme en sus piernas y sentirme cómoda cuando se me acercaba para decir que le avergonzaba mostrar su pene o sólo para acariciarme el cabello, le dije que viéramos porno. Entramos y escogí un vídeo de dos lesbianas, pero tardó mucho en cargar.
Un compañero de clase que se cambió de escuela lo llamó (al vez si no hubiera llamado con insistencia habría visto a las putas lesbianas teniendo sexo oral) y habló conmigo, no quería colgar a menos que le pasara a D. Así, llegaron su padre y su hermano a casa. Apenas llegamos salimos de la casa y nos sentamos fuera de su alcance de visión. Fuimos a ver una casa destruida que se quemó o algo así, y allí entramos a una habitación en la que, segura de que ningún edificio vecino lograba vernos, saqué su pene del pantalón y (mierda, tan jodidamente cerca) sólo chupé una vez la punta de su miembro virgen.
Hablamos un rato y le dije que no podía contarle a D, él estuvo de acuerdo y tampoco quería que yo le dijera.
C es mi amigo, pero esto es entre D y yo. Como él no está involucrado, no tiene por qué saber de ese pequeño experimento.
Hablamos hasta aburrirnos. Luego fuimos de nuevo a esa casa hasta que casi anochecía. Allí, tomé su mano de modo que tocara por un momento uno de mis pechos. Luego empecé a masturbarme tocándome la entrepierna (en ningún momento me quité o me bajé el pantalón) con una rama que había en el piso, no lo notó hasta que se lo dije. Cogí su mano e hice que me tocara por unos segundos la entrepierna para luego hacerlo yo, sin mucho ánimo, sólo deseos de recuerdos. Creo que toqué su pene de nuevo, lo toqué cuando lo saqué de su pantalón para tocarlo con la lengua, arrodillándome frente a él como para pedirle matrimonio, y estaba tibio y duro. Me gustó, recordarlo me da un sentimiento de enamoramiento y vómito juntos. Antes de empezar a tocarme, me acosté sobre su pierna, poniendo mi cabeza cerca de su entrepierna, mientras me acariciaba el cabello. No dejo que nadie me toqué el cabello, aquel acto fue una especie de mensaje corporal para dejar más que claro "estoy siendo abierta, creo". Es una mierda.
Cuando metí un poco su pene en mi boca, tenía un poco de goma de mascar que él me dio antes. Aquella goma quedó con el sabor de su pene, la masqué por tanto rato que ahora, incluso después de cepillarme los dientes, aún siento algo del sabor de su sexo. La goma la boté, pensé en guardarla como 'recuerdo', pero me pareció vomitivamente estúpido. Era igual, aún tenía el sabor en la boca y los labios resecos, además del olor de su sexo en mi mano.
Sí fue un poco raro, ahora que lo medito, aunque en aquel momento sólo estaba algo ansiosa y nerviosa, pero igual. La despedida fue sólo "adiós". Aunque, ¿qué se supone que fuera? siempre me despido de él así.
Al ver su pene por completo fuera de su pantalón fue algo rápido. "¿Por qué te avergüenzas?" dije, "es tu pene". Y se lo saqué del pantalón para luego, con un rápido y torpe movimiento, traerlo hacia mi boca. Sí, lo incomodé. No, no me importa, me mantuvo ansiosa y me hizo ver que no siento amor por él ni por nadie. Fue un momento tan rápido, como el instante anterior al momento en el que alguien es atropellado por un coche.
Pene, pene, pene, pene, pene, pene, pene, vagina, vagina, vagina, vagina, vagina, vagina, vagina, vagina. 
Le hablé, es algo que nunca le había mencionado a nadie, de que creía que la vagina de Alicia era muy blanca (entrepierna, ¿está claro?).
Él me hace reír, eso se lo agradezco. 
Quiero acostarme en su regazo. Tenía sueño, así que acomodaba mi cabeza cerca de su pene y cerraba los ojos mientras él me acariciaba el cabello y hablaba o permanecía en silencio. 
Ahora, el recuerdo me hace sonreír, es extraño. ¿Estará pensando en ello como yo lo hago ahora? Me contó que a veces podía ir a dormir a su cama a las diez, y quedarse dormido a las diez y cuarenta por mirar al techo. 
Él jamás se enoja, es tan paciente y agradable y estúpidamente tierno.
Estoy tratando de convencer a mis padres de "encender su amor", después de que mi padre se fuera de la casa por dos o tres días, para que pasen un día y una noche en pareja solos, y volver la tarde del día siguiente
Volviendo a casa, después de mentir a mi madre y hacerle creer que estaba en la casa de una amiga durante toda la tarde, y luego mentirle a ella sobre adónde iba mientras ella hacía creer a mi madre que estaba en su casa, en el umbral de mi hogar olí mi mano. Olí el aroma de su sexo en mis dedos y el agradable olor a cigarrillos flotaba en el aire. Tal vez eran cigarros que se fumó mi padre antes de irse a no sé dónde, o tal vez de algún extraño amante del tabaco que por una agradable coincidencia se cruzó al lado de mi casa. El aroma mezclado del tabaco con el sexo de un  adolescente es tan agradable. Desearía tener un perfume con ese olor: el perfume que huele a sexo y a cigarrillos.

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