Viólame; viólame, amigo mío.
Hay una en mi clase, se llama A. No sé si estoy verdaderamente enamorada de ella, pero no creo, creo que sólo me gusta. Es tan hermosa y me inspira tanto respeto. Ella no es como las demás, tiene ápices de más pero se enfrasca en continuar manteniendo una cantidad correcta de normalidad. A ha tenido una vida dura, hace un tiempo su padre las dejó a ella y a su madre. Su madre, sin dinero para mantenerlas a ambas, la envió con su padre. El hombre la dejaba sola todo el tiempo así que una A joven, siendo apenas un ser entre mujer y niña, se quedaba en un parque todas las tardes, sola. Por unos animales que había en la casa de su padre o una especie de alergia, las piernas le quedaron con muchas cicatrices y le da vergüenza mostrarlas por eso. Son como moretones, pero más oscuros. A mí me gustan, son como un recordatorio permanente de que caíste y viviste para contarlo. Luego su madre la recogió y la devolvió con ella cuando notó lo que pasaba.
Vivían, A y su madre, en un sitio miserable comiendo algún paquete de frituras para poder alimentarse todos los días. Es cierto momento ella quiso matarse, su propio padre le dijo que dejara esas estupideces, no con empatía paternal, sino como "ya deja esa mierda, que me jodes por presión social".
Hoy, aunque no es cierto, dije "tomo antidepresivos" frente a P y una amiga. Se rieron y dijeron que estaba loca. Es una maravilla saber el tipo de hijos de puta que debo llamar amigos. Lo dije frente a un maestro, espero que no se lo diga a la psicóloga.
En la época de San Valentín, a las chicas les envían flores anónimas. A mí nunca me dan ninguna, soy la chica fea y rara por la que nadie se importa. Como lo dijo J, el mundo se ha vuelto totalmente indiferente a mí. Es curioso, dice que quiere lograr eso, la indiferencia por parte del mundo, y aún así socializa. Se contradice.
No me gustaría que me dieran ninguna rosa, sería incómodo. Es igual, rosas o no sigue siendo incómodo. Todos son lo mismo, todos los sitios a los que tengo la opción de ir son agujeros de mierda. I y V se empeñan en trabar una amistad con alguien que en realidad no conocen. Ahora todos toman a modo de algo bastante normal si ven que te rajas las venas, así fue con I. No me gusta que mis desgracias se tomen a la ligera.
El pensar en lo que pasó A casi me hace llorar. Es increíble. Quiero decir, estuvo del todo jodida pero siguió adelante con la cabeza en alto. Sólo me dan ganas de abrazarla y dejar que se duerma mientras la beso y le digo que todo está bien. Quiero consolarla, me duele que ella se sienta mal. Tal vez sí la amo. Hoy estaba llorando porque su novio la dejó. Es cruel y egoísta, pero si tengo suerte los hombres la han herido lo suficiente y podría volverse lesbiana. Me encantaría. Un día le describí a J cómo la violaría en caso de hacerlo, lo que estaría vomitivamente mal. No la haría sufrir, no causaría ningún dolor. Sólo la besaría, le besaría todo el cuerpo, la sedaría. No quiero que sufra, quiero que se quede en paz y calmada para siempre.
El problema si I y V se van a mi escuela es que sabrán dos cosas esenciales que no deben saber: que soy un fenómeno depresivo y que soy homosexual. Prefiero ir a la escuela de ellas. Podría actuar un poco para normalizarme y encajar, de modo que nadie sospeche quién soy. Debo admitir que sería desagradable esconder casi todo mi ser, espero que allí todos se vuelvan tan indiferentes a mí como lo son aquí. Los odio a todos, espero que se mueran. Quiero poder hacer un puto trato con el diablo, le doy mi sangre de virgen si los quema vivos a todos juntos. Es un poco complicado, pero creo que puedo, sé que puedo.
Es estúpido, tengo la oración a Satanás abierta pero no quiero decirla sola. Estoy sola en casa y me da algo de miedo. Si estuviera con un amigo o amiga quizás sí, pero sola no me atrevo a invocar al Dios del Infierno. Soy muy poca cosa ante él. Sueno como una satanista, eso es bueno.
I'm not the oly one
Ah, I'm not the only one.
Quiero leer a Erica Jong, que me digan que llevo literatura obscena por leer Miedo a Volar.
La ventana de la sala de estar está abierta, y una corriente de aire helando llega a mis pies desnudos hasta la habitación contigua. Tengo miedo a Satanás. Pero tanto, tanto odio hacia los demás...
Hoy, cuando A me contó que había terminado con su novio, vi como sonreía al contarlo, como queriendo decir "estoy bien". Sin embargo, esa sonrisa transmitía tanto dolor que también me sentí lastimada. Es tan fuerte que me hace suspirar.
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