Friday, October 5, 2012

He ido por otro pedazo de árbol. En unas sandalias grises, un pantalón blanco con dibujos púrpuras de mi pijama, un sostén deportivo de color rosa y una blusa tipo crochet agujereada, me presenté al parque a rebuscar como una mendiga. A mí me han hablado los sudorosos, peludos y sucios hombres que toman los enormes trozos de madera para subirlos a un camión y llevarlos a un aserradero. A mi madre no le hablaron cuando ella fue. Es simple saber por qué. Sea como fuere, yo soy joven y eso les incita a hablarme aunque sea únicamente para preguntarme qué busco entre los restos de madera. Me gusta ser joven. No quiero envejecer pero no quiero vivir. La muerte surte todas mis necesidades.
Creo que es egoísta decir que odio mi vida, que mi vida es mala y todo eso. Mi vida no es mala, soy yo quien pide en exceso y quien no sabe agradecer lo que tiene, soy infeliz por mi misma, es mi culpa, sólo mi culpa, todo es mi culpa.
Acabo de leer lo que escribí hace unos segundos en el párrafo anterior. Sí, definitivamente creo que no soy egoísta. Es algo bueno y una tortura.

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