Saturday, September 22, 2012

Estoy oyendo Forever Young de Bob Dylan. Me encanta esta canción y es la primera vez que la escucho. La letra es preciosa y el ritmo es muy bueno. Esa canción me hace imaginarme a mí misma, muerta. Es agradable, una canción que expresa en un tono algo cálido el ser joven para siempre, congelarse con la muerte.
Muere joven y sálvate.
Morir joven, por las razones correctas, es cosa de gente inteligente. Es gente que se va pronto porque necesita poco tiempo, no se va con rodeos y hace lo que tiene qué hacer por insignificante o magnífico que sea. Los comunes critican el morir joven y vivir rápido. Es porque esas personas no saben qué les corresponde hacer, no saben cómo adivinarlo o no quieren hacerlo y en algunos casos nunca logran hacer nada. Critican aquello por simples celos de no ser capaces de cumplir su labor e irse.
Supuestamente, mi padre me quiere. Dejó una corta nota escrita con mi base de maquillaje en un trozo de papel que decía "mi niña, te amo" antes de irse ayer. Él ya está aquí y la nota sigue intacta sobre la mesa; no me veo con fuerzas para botarla o siquiera tocarla y al parecer nadie más sabe qué hacer con ella. También escribió (eso fue ayer, antes de irse y encontré el mensaje poco después de que subí la escaleras de la entrada) en la pared "más tarde vengo" y con mi base de maquillaje. La dejó deshecha, tendré que comprar una nueva. Al ver eso escrito, por su fea caligrafía que al parecer yo heredé, creí que la última palabra era "vértigo". No entendí la oración hasta unos momentos después y no me vi con fuerzas, así como con la carta, de tocar el mensaje. Hoy mi madre y mi padre lo han quitado de a turnos con un limpiador para vidrios y una esponja vieja. Apenas se han hablado hoy. En lo que llevo despierta no los he oído dirigirse la palabra y mi padre, como de costumbre, se ha encerrado en su alcoba que antiguamente compartía con mi madre. Mis amigas suelen bromear con eso, aunque a mí me molesta. Es tolerable, no jode mucho.
Últimamente estoy obsesionada con esa mierda de ser una niña: veo vídeos sobre la forma correcta de maquillarse, sobre cómo hacer peinados fáciles (ni siquiera sé cómo hacer una trenza y se han puesto de moda entre mis compañeras de clase) y hace unos minutos vi uno sobre cómo andar en zapatos de tacón. Mientras miraba los distintos tipos de tacón de los cuales la mujer del vídeo hablaba con un entusiasmo exagerado, la miraba andando con esos zapatos y diciendo lo lindos que eran mientras yo pensaba en que parecía una prostituta, en toda la extensión de la palabra. Es deprimente. Lo positivo es que encontré por accidente un vídeo de una colombiana hablando de cómo hacer peinados con trenzas que se me pareció algo a Cecilia Lisbon. Quise intentar hacer los peinados que mostraba, pero soy una mierda trenzando el cabello.
Me conformaré con esperar a que mi madre se duerma para ir a fumar en el tejado. Tengo cólicos menstruales. A veces las reacciones físicas femeninas hacen que sea una mierda tener ovarios. Por otro lado, tenga las células más grandes del cuerpo humano: óvulos, células visibles al ojos humano sin necesidad de un microscopio. No está tan mal. Lo bueno de tener vagina es que las hormonas no te manejan tanto la mente y por eso, al menos es mi caso, puedes pensar cuando se te da la gana y cuando no. Los hombres, en cambio, con el porno y todo eso, no pueden pensar en algunos momentos. Es igual, tengas vagina o pene siempre habrá algo que te joda.

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