Monday, September 3, 2012

Hoy, durante la clase, escribí una canción sobre la ansiedad mientras recordaba lo que había sentido esa noche con un enorme ataque y una alucinación auditiva. No la llamaría realmente canción, hasta le puse un ritmo y la imaginé algo parecido a una canción de Nirvana. Primero un ritmo fuerte con una guitarra, sonando como rock fuerte o algo similar al metal, repitiendo cinco frases que comenzaban diciendo "Anxiety". En la última de esas cinco frases venía un grito a lo Kurt Cobain y seguían cuatro oraciones en un ritmo más calmado. Continuaba con volver a repetir las primeras cinco oraciones y luego un riff al final en que se repetía "anxiety" varias veces. El riff no me gustó mucho, me gustan las primeras cuatro oraciones del inicio pero no me agrada cómo queda la última, muy fuera de lugar. Si supiera tocar la guitarra, le podría melodía y la cantaría.
¿Por qué no? Quizás lo intente.
A C le gustó, dijo que decía la verdad. La paranoia y ese tipo de cosas que vienen en un momento de ataque de ansiedad durante la adolescencia. Quería dejar allí un mensaje más allá de la pura ansiedad, algo más sobre el propio suicidio adolescente y los problemas mentales que tenemos generalmente siendo jóvenes. Es por algo simple: los adolescentes, como no debemos preocuparnos mucho por cosas tangibles, podemos oír nuestras propias mentes de forma más clara y coherente que los niños y los ancianos, de modo que notamos la locura, esquizofrenia, depresión, ansiedad, paranoia y otros males mentales que existen en la naturaleza humana pero que ignoramos progesivamente por todas las cosas tangibles y vacías por la cuales debemos "preocuparnos". Nuestros males mentales, aunque son intangibles, son miles de veces más importante que lo que ocupa nuestras mentes al llegar a la adultez. Oímos todo eso en nuestras mentes durante nuestra infancia. Sin embargo, como infantes somos demasiado estúpidos para comprender lo que se nos dice sobre las voces que quieren que mates.  Es por eso que somos tan problemáticos, nos damos cuenta de lo que los demás no. Ya se nos pasa, al final de todo, por culpa de parásitos uterinos, esclavitud marital o esclavitud laboral. El dinero, como el sexo, también te aleja la mente de la pura realidad.
Acabo de ver Pumpkin,  la historia de amor entre un discapacitado mental y físico y una mujer de clase alta metida entre jóvenes ricos hijos de puta. A la larga, es irrealmente adorable. Muestra el lado amable imaginario de la humanidad y de los machos americanos ricos y las zorras rubias de hermandades donde dan sexo gratis. Eso jamás pasaría.
Mientras veía la película, una voz, en una de las muchas ocasiones que estoy haciendo algo y una voz que no controlo repentinamente dice algo en mi cabeza,  dijo "Sometimes, the soul inside is more important than the corpse outside". El exterior nuestro es sólo un cadáver. Es una bonita frase. Me gustó, aunque exprese pura irrealidad. El alma sí es más importante, pero a nadie le importa un carajo la puta alma si tienes buenas tetas, buen culo, buena cintura y todos aquellos paradigmas físicos de la sociedad que los niñatos de mi clase se imaginan. No han aterrizado para darse cuenta de que ellos no son suficiente para alguien que poseyera todos esos atributos. No comprenden que, en el grupo físico que tienen para escoger como pareja en el futuro, las posibilidades no son como las esperan. A los cuarenta años tendrían que tener mucha suerte para que su mujer no se hubiese desgastado con los años, y más aún si no quedaron divorciados y solos por seguir una fantasía de exceso de autoestima según la cual las jóvenes con cuerpos de prostituta de clase alta vendrían corriendo a ellos, comenzando ya su calvicie y seguro una barriga por la cerveza ingerida a lo largo de sus míseras vidas, si cumplían la condición de "ser libres" dejando a sus mujeres, que los soportaron con todo y la disfunción eréctil.
Maravilloso.
Acabo de pelearme con mi madre. Está furiosa porque no me sé lo de mates para mi examen de mañana. Hace lo mismo que los cristianos: primero dice que no sé nada y cuando digo "bien, entonces soy estúpida" dice "tal vez", para luego decir, con enojo, que no me faltan capacidades. Dice que no hago las cosas por pereza.
¿Cómo quiere que estudie si ni sé sumar fracciones? No se trata de capacidades, simplemente no soy nada buena con las matemáticas. No soy buena y punto. Me parece totalmente estúpido que quiera sobre-estimarme y atribuirme capacidades que no tengo por buscar algo de qué sentirse orgullosa. Simplemente no soy buena en matemáticas, como algunos no lo son en idiomas o en artes. ¿Acaso es tan difícil entender que a veces se es malo en algo y no hay nada qué hacer al respecto?
Nos hemos metido en una buena pelea. Mi madre aplaude con sarcasmo de una forma tan ridícula para renegar mi comportamiento mientras dice "Bravo, bravo!" con emoción y una estúpida cara de sonrisa fingida, hasta el punto de resultar molesta. Me suelta "insultos" de madre como "maleducada". No creo que los padres comprendan que ese insulto lleva a decir que ellos hicieron un trabajo mediocre al habernos educado.
Debo irme con un profe de mates para entender lo que me falta. Que mierda. Si es que voy a la universidad, estudiaré psicología, carrera para la cual, si mucho, necesitaré uno que otro conocimiento de matemáticas. Ojalá comience a llover torrencialmente para que no tenga que estudiar. No me importa perder matemáticas, sólo que esas putas monjas de la escuela a la que quiero trasladarme me acepten. Allí fingiré ser lo que no soy y odio: alguien normal. Sería una experiencia interesante.
Últimamente he estado oyendo mucho a los Red Hot Chilli Peppers. Me gustan mucho, pero ni cerca más que Nirvana. Oigo The Adventures of Rain Dance Maggie. Maggie es una persona que se cruza por accidente en tu camino y cambia el destino de tu vida, enseñándote algo que llevarás contigo toda tu existencia y luego se va en silencio, dejando un hoyo lleno de marihuana, heroína y LSD de primera. Ah, claro, y además una valiosa enseñanza y un cambio en tu vida. Hay Maggies que cambian nuestras vidas y todo eso, pero con daños. Aún así, de alguna extraña forma, tenemos un ligero agradecimiento mezclado con una enorme cantidad de odio. Como tierra mezclada con sangre de virgen.

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