Siempre fui fanática de las novias indias.
A las de castas importantes y dinero, lastimosamente sólo a ellas, les hacen una bodas hermosas. Las transforman en princesas hindúes durante sus bodas.
Las llenan de joyas y las cubren con vestidos de telas coloridas de muchos tonos con diferentes patrones tejidos sobre estas. Les pintan las manos y pies con una especie de técnica hindú y según la tonalidad del tatuaje, entre más oscuro y definido sea, mejor será la relación de la novia con su suegra.
Su boda está llena de flores y decoraciones de telas orientales.
Las novias hindúes, generalmente, se compran. Los padres venden a sus hijas con el objetivo de intercambiarlas por dinero o bienes. Eso pasa en muchas castas hindúes, pero los padres adinerados de hijas hermosas y castas altas consiguen muchos más bienes por vender a su hija a un extraño. Es la mayor expresión de indiferencia, vacío y amor por lo material sobre lo humano.
Cecilia no estaba muerta, era una novia en Calcuta.
Creo que esas eran las palabras en la película Las Vírgenes Suicidas, las que usaron los vecinos de las Lisbon para reconfortarse respecto a la muerte de la niña de ojos azules.
Ellas son hermosas.
He escrito mucha poesía últimamente. Llené las últimas páginas de mi cuaderno de educación religiosa con letras de Nirvana, los Meas Puppets, Los Red Hot Chilli Peppers y varios poemas. Es la primera vez que escribo un poema de amor. Escribí un par de poemas de amor pensando en A.
Soy torpe, mucho. Me golpeo, me resbalo y derramo cosas constantemente. Siempre molesto a quienes me rodean y termino por aburrirlos. No los culpo, hasta yo me aburro de mí misma a veces, pero como soy aburrida me soporto más tiempo que los demás.
Escribí mi primer poema, se podría decir, en cierto modo, erótico. Eso lo dijo C, no lo había visto así. En mi poema escribía que A, que es mayor que yo por tres años exactamente, era ya una novia adolescente, que era una virgen, mi virgen, y que yo la quería. Que se quitara el vestido blanco y me dejara explorar su antigua infancia.
Si digo el punto, es que decía que quería su virginidad.
Escribí otro diciendo que la quería y deseaba protegerla de quienes la herían. Me preocupa que cada día la veo y siento que pierde un poco de aquello que la hacía especial, se convierte en una más. Egoístamente, casi quiero que vuelva a ser herida para que vuelva a ser como antes. Las heridas la convirtieron en algo. Es como aquellos caballos de guerra que soportaban y continuaban luchando pese a lo caótico que era todo.
Escribí un poema sobre J. Estaba sentado frente a mí, no nos miramos. Pasamos el día estando a algunos metros el uno del otro, sólo mirándonos con mucha rapidez cada tanto y a veces se cruzaban nuestras miradas, en esos momento actuaba como si nada y conversaba con R de forma nerviosa. No nos hablamos en todo el día y D me invitó a un concierto de metal. Lo más seguro es que no vaya. Además de que no me dejarían ir a oír hardcore con un amigo, no creo que me guste especialmente todo el metal. Soy selectiva con lo que me meto en la cabeza, no oigo cualquier mierda sin saber qué significa ni qué dice. Empecé a escuchar a Annihilator luego de revisar las letras de sus canciones y estar segura de que, al menos las que oigo, no traen en ellas mensajes de cosas que no quiero oír. Claro, podría estar equivocada, me guío por lo que sé.
Le dije la verdad: no me dejarían ir a escuchar hardcore y además es posible que para esa fecha yo esté con L.C., visitándola.
J estaba frente a mí, y quise escribir sobre él porque no se me ocurrió nada más en el momento. Escribí que estaba muy cerca y muy lejos, muy cerca físicamente, pero en otro mundo mentalmente. Permanecía callado y mirando al piso y supuse que debía estar pensando, eso también lo escribí. Pensaba porque él no estaba vacío, porque podía pensar (todo lo que digo lo he escrito en el poema). Él pareció irse por un momento y luego volvió, como una ola que se mueve de atrás hacia adelante.
Si soy sincera, desearía ser bonita para gustarle. Sólo por el placer que da de saber que a alguien le importas suficiente como para sentirse algo enamorado de ti.
A está enamorada. Me hace sentir feliz, porque ella está feliz. Quiere enamorarse del hermano de una amiga de ambas. A ella, nuestra amiga, no le agrada para nada la idea. La amenazó diciéndole que si se enamora de él dejará de ser su amiga. A me dijo eso a mí, hasta donde sé soy la única que sabe y no voy a decirlo a nadie, al menos no excepto a que lo haga con un seudónimo estúpido como el que uso aquí. Me dijo que se entiende muy bien con él. Creo que él tiene novia.
Cuatro minutos pasan como treinta segundos cuando oigo alguna canción. Es como si no durara nada.
Esta mierda no se acaba, es insoportable. Las pastillas, ya no quiero tomarlas y no quiero no tomarlas. No puedo, es insoportable.
Las píldoras se han vuelto mis caramelos. Algún día, eso le pasará a alguien más. Pronto tendré que comenzar a llevar cuentas de las píldoras que tomo en el día o podría tener una sobredosis no tan accidental. Me la paso todos los días yendo a la enfermería por píldoras. No soy como las de mi clase, que van allí para faltar a clases e inventan un dolor de cabeza o dolor de estómago con el objetivo de quedarse allí y no tener que aguantar una explicación de matemáticas o una lectura en la clase de lengua.
Yo invento algún dolor para que me den píldoras, y curiosamente jamás uso el verdadero dolor que tengo. Siempre ando con dolor de estómago (por no comer, aunque sigo gorda), y, a veces, dolor de cabeza. Siempre digo que me duele la cabeza o me siento mareada por el vértigo; últimamente uso más el dolor de cabeza o mi influenza para conseguir que me den pastillas y que no suceda lo de la última vez: que fui por píldoras y terminé dos horas en la camilla de la enfermería.
Voy a tener que empezar a tomar píldoras que traiga de casa. Me asusta que comiencen a sospechar o sentir que exagero por pedir píldoras a diario. Ya casi siento miedo al ver a la consejera escolar. Temo que se me acerque y diga "eres suicida, vamos a ayudarte. No más caramelos". Tengo paranoia de que todo mundo sepa todo, la paranoia y la ansiedad son mis bendiciones y torturas, sumadas con las alucinaciones constantes. Es maravilloso.
Creo que R puede ser una suicida o algo similar. Mientras revisaba su correo, comencé a ver uno que venía siendo como una carta en un fondo azul claro con letras y bordes magenta. Sólo logré leer "es muy común tener ese tipo de pensamientos a tu edad". Ha de ser de alguna página de consejos para adolescentes por parte de un adulto que les habla como un adolescente más.
Es curioso, estuve leyendo, por pura diversión sobre el suicidio adolescente: las causas, quiénes son propensos, las señales de advertencia y lo que se puede hacer. Si soy sincera, me sentí un poco impresionada cuando noté que tengo todos los comportamientos suicidas, todos excepto desechar cosas de valor, regalar cosas, disculparme por cosas del pasado y decir cosas "en caso de que algo me pase". Tomando en cuenta que escribo mucho de la muerte, el suicidio y me llamo a mí misma suicida, sería algo obvio. Aunque nunca pensé que de verdad fuese una suicida. Digo, sólo he estado cerca del suicidio tres veces: todas involucran medicamentos o algún tipo de químico. Una fue mi brote suicida, otra fue cuando quise experimentar ser una suicida casi totalmente segura de que esas píldoras no podrían matarme (al menos creo que lo estaba) y otra fue cuando me tragué un desodorante en aerosol que había en mi baño. No tragué mucho, pero tenía la intención de al menos intoxicarme, cosas que no sucedió.
Es bonito saber que soy, psicológicamente, una suicida.
En mis poemas a A deseaba hacer lo que hizo Kurt Cobain con Heart-Shaped box: decir, de la forma más complicada posible, te amo. Tuve que esforzarme mucho. Pensé en escribir "let me cure your leukemia while you sleep", pero no sonaba ni la mitad de bien que "I wish I could eat your cancer when you turn back".
Y toda esa poesía sobre ella, esas páginas que escribo diciéndole lo fuerte que creo que es (fuerte, esa palabra la usé mucho en el primer poema y recalqué de forma directa o indirecta, que yo soy débil), y llamándola ángel un par de veces, nunca va a leerlos. Es imposible que los lea. A excepción de si me mato, en ese caso, el día antes, si sigo en la misma clase que ella, voy a meter las hojas dentro de alguno de sus cuadernos o en un sito discreto que ella vea. Si tengo suerte, la conmoverá y pensará en mi de vez en cuando, en la niña rara y homosexual que la quiso cuando estaba viva. Si me matara, ¿alguien que no esté ligado a mí de forma biológica me extrañaría? Podría estar siendo algo estúpida, pero creo que sí.
Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver. Buenas noches, Randy Rhoads.
Mamá pasó muy cerca.
Es mi culpa no ser egoísta. Si fuese egoísta, tomaría un cuchillo, lo metería en mi mochila, lo llevaría a clases mañana, mataría a tantos de mi clase como pudiera y luego me mataría. O sólo tomaría muchas píldoras esta noche, lo estoy pensando. Como no soy egoísta, no aguanto la idea de saber que mi madre encontraría mi cuerpo mañana, es cruel aunque no le tenga un cariño sincero. Al final, no soy tan mala persona. Si tuviera hermanos o hermanas sí que me mataría. Ellos mantendrían un poco de unidad en esta descompuesta vida de hogar. Siendo sólo yo, mis padre no tendrían nada por qué estar juntos. Si no están juntos no pueden detenerse mutuamente y mí padre es muy impulsivo. Sería cruel causar eso. No puedo, está mal y que me de cuenta de eso es una mierda.
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